El hombre de tu vida

De pronto un día descubres que el hombre al que acabas de conocer sí que es el hombre de tu vida. No presentiste un encuentro tan súbito, pensabas que tardaría en llegar o que sucedería en otras circunstancias. Al principio te cuesta creerlo, hasta que lo tienes delante, medio bizco, clavándote la mirada… Es fácil adivinar lo que pasa por su mente, aunque en realidad eres tú la que sufre la sacudida emocional de quien acaba de conocer al hombre de su vida. Reconoces que lo habías idealizado, imaginaste un escenario diferente, en tus fantasías secretas quizá él te susurraría algo al oído, o destacaría sobre el resto de los individuos por algún atractivo especial. Sin embargo, la realidad a menudo es más prosaica, y también más imprevisible. El hombre de tu vida se ha fijado en ti, de eso no hay duda, pero no hace nada por facilitar las cosas. El traje tampoco le queda mal, observas, aunque lo hubieras preferido con otra ocupación o, al menos, cruzarte con él en un ambiente más cálido. Sin embargo, a pesar de que nada es como imaginaste, sabes que es el hombre de tu vida, esas cosas se notan. Y te tiembla el pulso mientras tratas de disimular echando un vistazo al catálogo que te pone en las manos, apenas eres capaz de concentrarte. Para salir del paso te inclinas por el modelo Cabo Verde. A él le parece una acertada elección, sin embargo, te ofrece una alternativa y pone especial interés en explicar el funcionamiento de las urnas biodegradables, te informa de que permiten convertir las cenizas del fallecido, tu marido, en una nueva vida. Le escuchas bajo los efectos de una fuerte impresión. Su voz es tan seductora…